En la actualidad, los parámetros de belleza establecidos por la sociedad impulsan a las personas a sentirse inconformes con su cuerpo; los medios masivos nos bombardéan constantemente con imágenes de siluetas envidiables y estilos de vida inalcanzables.

Frente a este panorama, surge una clara limitación psicológica conocida como el trastorno dismórfico corporal que afecta a un margen reducido de personas y tiene implicaciones negativas en el sano desarrollo del autoconcepto y la autoestima individual.

El trastorno dismórfico corporal es una afección de carácter psicológico que se relaciona con una preocupación excesiva por la imagen física; desencadenando la aparición de comportamientos que atentan en contra del bienestar psicológico del individuo y le restringen de participar en situaciones de interacción social, al punto de inducir la aparición de un cuadro depresivo crónico en caso de prolongarse con el paso del tiempo.

Aunque para la mayoría resulte natural preocuparse por la apariencia física; para las personas que padecen este trastorno nada de lo que hagan es suficiente para sentirse conformes con su apariencia, desarrollando constantemente pensamientos obsesivos en relación a su cuerpo que limitan su calidad de vida y les privan de relacionarse naturalmente con las personas a su alrededor.

Con el tiempo los sentimientos de culpa y vergüenza por la apariencia física se hacen más fuertes, induciendo la aparición de conductas autodestructivas agravadas orientadas por la depresión. En caso de no recibir tratamiento oportuno por parte de un especialista, conducen inevitablemente a la aparición de pensamientos suicidas y conductas recurrentes de autolesión.

Contrario a lo que se piensa, la cirugía plástica no suele ser la solución para tratar las afecciones psicológicas agravadas que se desprenden de este trastorno; por lo general, los pacientes aquejados, mantienen expectativas poco realistas sobre los resultados de su cirugía plástica, al punto de regresar al quirófano reiteradamente sin notar una mejora considerable en su aspecto físico.

Razón por la cual resulta importante que las personas que padecen esta afección acudan a un especialista que pueda orientarlos en la búsqueda de tratamientos para remediar las secuelas psicológicas que esta condición desencadena.