Los actuales parámetros de belleza inducen la búsqueda de un ideal físico inalcanzable, que distorsiona la autopercepción de las personas al punto de llevarlas a adoptar medidas de riesgo que atentan en contra de su vida, con la intención de mantener un estereotipo forzado de la apariencia personal que los medios y la sociedad de consumo consideran como ideal.

Como cirujana, he sido testigo de un fenómeno creciente que ha dejado de ser un evento aislado para convertirse en una preocupación generalizada por la integridad de mis pacientes y las miles de personas que ponen en riesgo su vida, desconociendo las implicaciones de un trastorno cada vez más común entre nosotros.

La anorexia nerviosa es sin duda alguna, una grave afección que afecta la conducta alimentaria y se caracteriza por una restricción voluntaria de la ingesta alimenticia, induciendo una forzada pérdida de peso que se mantiene por debajo de lo establecido según los parámetros de la edad y género del paciente, desencadenando a largo plazo un cuadro agudo de desnutrición.

Con la intención de evitar una ganancia acelerada de peso, los pacientes que padecen este flagelo suelen restringir de manera extrema la ingesta de alimentos o incorporar suplementos dietéticos, diuréticos, enemas o laxantes para evacuar el contenido en sus vías digestivas, por temor a cualquier ganancia de peso. En el fondo, los alarmantes síntomas derivados de este cuadro clínico se relacionan directamente con un trastorno emocional que impacta negativamente en la autoestima de los pacientes, induciéndolos a relacionar su autoestima exclusivamente con la manutención de un cuerpo delgado.

El tratamiento recomendable en este tipo de situaciones es de orden psicológico y conserva relación directa con la implementación de una terapia para el fortalecimiento de la autoestima, reorientando las emociones y conductas asociadas a este desorden para combatir el temor infundado en los pacientes a ganar peso; se recomienda prestar especial atención a cualquier señal de alarma asociada con este cuadro patológico, con el ánimo de acudir a los especialistas encargados de brindar una adecuada intervención terapéutica.

En consecuencia, recomiendo en todo momento a mis pacientes que respeten la conformación anatómica de su cuerpo y la naturalidad de sus rasgos físicos, sin caer en excesos y tendencias pasajeras que en gran medida sacrifican no solo la apariencia armoniosa de su figura sino además atentan en contra de su vida e integridad personal; recuerden priorizar en la salud mental y emocional, guiando de manera razonada las decisiones en relación a la transformación de su cuerpo.