En la actualidad, cada vez es mayor el número pacientes que acude a las diversas técnicas de realce quirúrgico con el ánimo de alcanzar una mayor definición y armonía en su cuerpo, guiados por los diversos estereotipos culturales de belleza centrados principalmente en la imagen corporal.
En vista de la creciente afluencia de pacientes al quirófano interesados en armonizar su cuerpo haciendo uso de técnicas de efectividad comprobada, encontramos una alternativa segura que goza de especial aceptación entre cirujanos: la infiltración de tejidos grasos es la técnica quirúrgica de realce más empleada en la actualidad por los cirujanos plásticos.
De manera segura y efectiva, este procedimiento se basa en la extracción selectiva de los depósitos grasos alojados en el cuerpo a través de la liposucción, para ubicarlos posteriormente en las regiones corporales que requieran una ganancia considerable de definición y volumen. Este proceso es bastante seguro y al hacer uso de tejidos grasos autólogos, se reduce el margen de rechazo posterior a la transferencia, dada la compatibilidad biológica de los tejidos implantados.
Generalmente a través de un cuidadoso procedimiento de resección, se da inicio con la separación de los tejidos conectivos sin dañar las células grasas comprometidas en el proceso; una vez obtenidos los tejidos grasos, estos son filtrados con el ánimo de separar y transferir los adipocitos sanos y células madre maduras, garantizando de esta forma la integración biológica de los tejidos trasplantados en las áreas receptoras.
Sin embargo y ante la necesidad de disponer de tejidos autógenos para adelantar la transferencia, este procedimiento es llevado a cabo en pacientes que disponen de las reservas grasas necesarias para garantizar una transferencia exitosa; en personas que no disponen de tejidos grasos suficientes, se recomienda hacer uso de implantes para generar una ganancia de volumen significativa.
La grasa suelen ser infiltrada generalmente en los glúteos y los senos, siempre manteniendo especial atención en el modelamiento integral del cuerpo sin caer en excesos que malogren la armonía estética; adicionalmente algunas partes del cuerpo como los pectorales, deltoides y las caderas suelen verse beneficiadas por el aumento de volumen derivado de la lipotransferencia.
Vale aclarar que alrededor del 30% de los tejidos infiltrados son reabsorbidos de manera natural, razón por la cual es necesario esperar al primer mes para comprobar los resultados definitivos. Suelo recomendar a mis pacientes evitar al máximo ejercer cualquier tipo de presión sobre las zonas intervenidas, así como masajes o cualquier tipo de manipulación durante los tres primeros meses; de igual manera, sugiero mantener especial cuidado en la ejecución de ejercicios localizados, ya que las diversas rutinas quemagrasa suelen inducir una perdida considerable de peso, reduciendo a largo plazo la reserva de depósitos grasos transferidos quirúrgicamente.
Evite a toda costa las inyecciones en los glúteos y los deltoides y tenga presente que al momento de retomar cualquier tipo de actividad física, se recomienda programar con el entrenador una rutina especial que se concentre especialmente en la ganancia de masa muscular y ejercicio cardiovascular de baja intensidad, con el propósito de preservar a largo plazo los resultados de la lipotransferencia.