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    Las 10 excusas mas frecuentes para no hacer ejercicio. ¡Conócelas y evítalas!

    Las 10 excusas mas frecuentes para no hacer ejercicio. ¡Conócelas y evítalas!
    25 enero, 2017 Ximena Angarita

    Seguir un programa de ejercicio regular no es fácil. Después de todo, hay un montón de obstáculos potenciales como: poco tiempo, aburrimiento, lesiones y poca confianza en sí mismo. Pero  estos problemas no tienen porque interponerse en tu camino, según las recomendaciones de la Clínica Mayo, estas son algunas soluciones para las 10 excusas más comunes.

    1. No tengo suficiente tiempo para ejercitarme.

    Reservar un tiempo para hacer ejercicio puede ser un desafío. Pero con un poco de creatividad pues aprovechar al máximo tu tiempo. Si no tienes tiempo para un entrenamiento completo, puedes hacer paseos cortos de Al menos 10 minutos , a la mayor velocidad posible y sin pausa. Ahora si tu vida es agitada y no tienes tiempo, puedes levantarte 30 minutos antes de tu hora habitual, dos veces por semana para hacer ejercicio, luego que ajustes tus horarios puedes agregarle uno o dos días más a tu rutina. Si tienes carro conduce menos, camina más. Toma la escalera en lugar del ascensor . Trata de aparcar tu coche lo mas lejos posible del sitio a donde te diriges . Renueva tus fines de semana con los niños o con tus amigos , pueden convertirse en una salida a montar en bicicleta, un paseo en patines o una escalada en roca.

    1. Creo que el ejercicio es aburrido.

    Es natural que nos cansemos de un entrenamiento repetitivo día tras día, especialmente cuando vas solo. Pero el ejercicio no tiene que ser aburrido, siempre puedes elegir unas actividades que disfrutes, así tendrás más posibilidades de permanecer motivado. Varía tu rutina, gira entre varias actividades como: caminar, nadar o montar en bicicleta, mientras acondicionas tus músculos a diferentes entrenamientos. La unión hace también la fuerza, entrena con amigos, parientes, vecinos o compañeros de trabajo, así todos pueden compartir sus avances y sobre todo no perder el estímulo. No olvides que puedes explorar nuevas opciones como clases de ejercicios o ligas deportivas en un centro de recreación o clubes de salud.

    1. Estoy consciente de cómo me veo.

    ¡No te desanimes a ti mismo! Recuerda que es un gran favor que le estás haciendo a tu cuerpo ,y además puedes concentrarte en lo fuerte y enérgico que te sientes después de un entrenamiento. Si te sientes incómodo haciendo ejercicio alrededor de los demás, hazlo en solitario. La tecnología también puede ayudar a tus rutinas, prueba con un juego de video orientado a la actividad que necesitas o considera la posibilidad de invertir en una bicicleta estacionaria, caminadora, máquina escaladora o cualquier otro equipo de ejercicio doméstico.

    Céntrate en el futuro. Elógiate por hacer un compromiso con tu salud, y recuerda que a medida que te pones más en forma y más cómodo con el ejercicio, tu confianza en ti mismo mejorara también.

    1. Estoy demasiado cansado para hacer ejercicio después del trabajo.

    ¿No tienes energía para hacer ejercicio? Sin ejercicio, no tendrás energía. Es un círculo vicioso. Pero romper el ciclo con la actividad física es uno de los mejores regalos que puedes darte. Prueba una dosis de ejercicio matutino. ¿Recuerdas la sugerencia de levantarte 30 minutos antes para hacer ejercicio? Sube a tu bicicleta estacionaria mientras escuchas la radio o ves las noticias de la mañana. Mantén un par de zapatos para caminar en tu escritorio y dar un paseo enérgico durante tu hora de almuerzo.

    1. Soy demasiado perezoso para hacer ejercicio.

    Si el solo pensamiento de salir a correr en la mañana te hace sentir cansado, cambia esa barrera mental y sal a intentarlo, no te puedes rendir sin siquiera intentarlo. Puedes iniciar dando un paseo por tu vecindario , no te rindas si te sientes agotado, sigue así y eventualmente ya no te sentirás desgastado. Planifica las actividades físicas para los momentos del día donde te sientes más enérgico o al menos no tan perezoso. Asegúrate que tus amigos y familiares sean conscientes de tu compromiso, pídeles ayuda y estímulo.

    1. No soy atlético.

    La capacidad atlética natural no es un requisito previo para realizar actividad física. Incluso si has estado sedentario durante algún tiempo, no es demasiado tarde para ponerte más activo. Prueba algo básico, como una caminata diaria, dale a tu cuerpo la oportunidad de acostumbrarse a la mayor actividad. Elige una rutina que te guste, como bailar, clases de aeróbicos, jugar tenis o padel , y otros más, e invita a otros que te acompañen o participen. Tampoco te preocupes por convertirte en un atleta superstar o unirte a los atletas duros en el gimnasio. Simplemente enfócate en los cambios positivos que está haciendo en tu cuerpo y mente.

    1. He intentado hacer ejercicio en el pasado y no he podido.

    ¡No tires la toalla! No se puede ver cuando se baja el colesterol o reducir el riesgo de diabetes, pero eso no significa que no estés haciendo un gran favor a tu cuerpo. Establecer metas realistas es uno de los primeros pasos, no te prometas cosas que no vas a cumplir, tus objetivos deben ser algo que puedas lograr, por ejemplo 20 minutos al día de caminata o ejercicio tres días a la semana durante el primer mes. Recuerda por qué estás haciendo ejercicio.

    1. No puedo pagar honorarios del club de salud o del gimnasio.

    Tu no necesitas una membresía en un gimnasio de élite para obtener un gran entrenamiento, considera las alternativas como hacer ejercicios de fortalecimiento en casa. Utiliza bandas de resistencia de diferentes grosores en lugar de pesas. Haz flexiones o sentadillas usando tu peso corporal. Ve por las escaleras, usa lo menos posible el ascensor cuando puedas. Mejor aún, subir escaleras como un entrenamiento diario. Busca en centros comunitarios clases de ejercicio o grupos de recreación que pueden ajustarte a tu presupuesto. Actualmente en internet y en las redes sociales encontraras miles de videos que te guiaran para hacer ejercicio inteligente en casa .

    1. Tengo miedo de hacerme daño si hago ejercicio.

    Si te angustia la posibilidad de lesionarte, comienza lento y progresivamente con un programa de caminata simple. A medida que vayas adquiriendo mayor confianza en tus habilidades, añade nuevos ejercicios a tu rutina. Prueba una clase de ejercicios para principiantes, aprenderás lo básico empezando desde cero. Busca también ayuda profesional, como un tutorial de fitness de un experto certificado que puede controlar tus movimientos y te señalan en la dirección correcta. Si has sufrido una lesión previa, quizás quieras ver primero a un médico de medicina deportiva, que te puede evaluar y recomendar un tratamiento específico, como la terapia física. Recuerda estirar antes y después de tu ejercicio.

    1. Mi familia no apoya mis esfuerzos.

    Recuérdale a las personas más cercanas , los beneficios del ejercicio regular por largos periodos de tiempo. Regístrate para una clase de ejercicios padre-hijo. Si es necesario, ten un charla de corazón a corazón con tus seres queridos. Si no comparten tus ambiciones de acondicionamiento físico, pídeles que por lo menos respeten tu deseo de ponerte en forma.

     

    El único que puede dar los primeros pasos para tener una vida saludable eres tu, toma la iniciativa y quita la barrera mental de lo imposible. Si quieres conocer más de las cirugías que realizó puedes llamarme al (34) 934 878 640 o visitarme en Paseo de Gracia 79, 1°- 2 ª Barcelona, España. CP: 08008.

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